Eslovenia ha sido mi viaje perdido. Se quedó en el fondo de una maleta durante tres años, porque nada más volver de allí me marché a Perú. Sólo tuve tiempo de descargar las fotos y no las estoy revelado hasta ahora.
Dicen que es el país más verde de Europa, solo que yo fui en Semana Santa, y aún era temprano para verlo en todo su esplendor. En las montañas, los árboles aún estaban desnudos, mientras que en los valles había mucho más verde. Las colinas estaban cubiertas de flores.
El paisaje es tan amable como sus gentes. Tantos años de dictadura les hacen parecer esquivos, casi huraños, pero enseguida traban conversación. Basta con rascar un poco. Antes de ir, en la embajada, se sorprendieron de que alguien les pidiese información, y se volcaron para conseguirla.
Los pueblecitos son encantadores, y las iglesias tienen una arquitectura muy peculiar. Son distintas a las que vemos en occidente. Poneos cómodos, que va para largo.
Del tamaño de Extremadura, apenas tiene 50km de costa, todos ellos demasiado edificados. En Koper apenas hay un hotel, mientras que el caso histórico de Piran merece la pena; ambas ciudades tienen puertos fotogénicos.
En el interior, pero cerca del mar, destacan las cuevas de la región del karst, como Potojnske y el lago Bled, iconos del país. Ambos son de visita obligada.
Castillos, palacios, residencias más bien, han sido convertidas en museos y hoteles de relativo lujo. Como estamos fuera de temporada, la mayor parte de estos museos los tengo para mí sólo.
No faltan lagos, ríos, cascadas e incluso cañones como el de Vingtar. El color del agua invita a darse un baño, la temperatura no tanto. Eslovenia es el lugar ideal para caminar por bosques inmensos.
Hay carreteras de todo tipo. Algunas están en buen estado, pero conduje por pistas de tierra en las que sólo se veían ciervos y alguna que otra granja. Montaña arriba y abajo, en pocos países me he perdido tantas veces como aquí.
Las autopistas te permiten llegar pronto, pero yo prefiero los caminos flanqueados por la nieve, todavía abundante, las rutas que se internan en las montañas entre la niebla.
Iré publicando más fotos en mi otro blog, según las vaya revelando. Para finalizar, un consejo. Desde Madrid se puede tomar un vuelo barato a Venecia y alquilar allí un coche. La frontera está a menos de 200km.